Rafael Fernández: Una foto no puede valer más que un ser vivo
Todos sabemos que una imagen vale más que mil palabras, pero si esa imagen es submarina, lo vale aún más. Y es que a día de hoy la mayor parte del mundo sigue sin conocer la fuente de vida más importante, el océano.
Cada vez tenemos a nuestro alcance mejores tecnologías para realizar vídeo o foto bajo el agua.
Miles de opciones, precios cada vez mucho mayores y una tecnología considerablemente mejor año tras año.
Lo que antes costaba mínimo miles de € ahora nos puede costar menos de 100€, y la calidad que antes requería millones, puede estar al alcance de cualquier equipo por muy modesto que sea.
Si por otra parte sabemos que una imagen vale tanto, hagamos uso de esa tecnología para mostrar lo que con palabras no podemos.
Como amantes del mar tenemos la obligación moral de intentar protegerlo, somos embajadores del océano; fotógrafos o videografos de la vida marina, bien sea con una simple cámara de acción o con el mejor de los equipos.
No obstante, toda virtud conlleva una responsabilidad y es por eso que para realizar imágenes submarinas debemos ser conscientes del medio y respetarlo.
Una foto no puede valer más que un ser vivo, y aunque todos a veces sin querer podemos cometer fallos, debemos ser consciente que basta con apoyarse en un coral o con un pequeño golpe, para acabar con un ser vivo que ha tardado años en crecer.
Algunos consejos serían primero aprender a bucear y después coger una cámara (no solo por el medio, sino por nuestro propio interés), debemos controlar nuestra flotabilidad para no dañar con las aletas numerosos seres vivos, debemos aproximarnos con cuidado y con conocimiento de lo que estamos haciendo y los seres vivos a los que nos estamos acercando.
Cada vez somos más ojos ahí abajo y eso sin duda es algo positivo, pero no podemos perder la noción y olvidar la importancia y fragilidad de un medio que no está acostumbrado al paso humano, y aunque sea por egoísmo no podemos acabar hoy con la foto que mañana podríamos volver a repetir. Preocupémonos por hacerlo de la manera más sostenible posible y repitamos mañana esa foto y otras mejores en el mismo lugar.
Como decía Cousteau “Conocemos aquello que amamos y amamos aquello que conocemos”, o lo que es lo mismo, necesitamos CONOCER, para poder AMAR Y PROTEGER.
Así que cojamos una cámara, demos a conocer lo que hay ahí abajo, mostremos esa belleza, hagamos que la gente ame el océano, y la protección será el siguiente inevitable paso.
Y lo que es también importante, hagámoslo con el máximo cuidado y respeto para que en un futuro esas imágenes puedas repetirse y ser cada vez más y más bellas.